sábado, 21 de mayo de 2011

Cosas que ocurren, mientras se ensucian los azulejos



Bzzzzzzz… La mosca se movió desde encima del armario hasta la biblioteca, movió sus patitas como si estuviese tramando algo y en efecto, eso ocurrió… Voló suavemente hasta posarse cerca de mi café, que todavía humeaba, con suma lentitud, tome el ejemplar de la revista que yacía sobre la mesa y de un movimiento rápido y certero, PLAF!, ella no lo vio venir…Tome la revista, la acerque a mi rostro para examinar la nueva mancha en la cara de la modelo de turno y un revoltijo de asco y algo mas revolvió mi estomago. Termine el café de un sorbo, mire el reloj con el mismo deseo de siempre, de que faltase, pero también como siempre, eso no paso, tome mi maletín negro, regalo de mi esposa de algún cumpleaños o aniversario, ya no me acuerdo (ni me interesa) y salí de la casa como todos los días, dirigiéndome al consejo, a esas pilas de papeles, algunos ya amarillos de tanto esperar, a poner 3 sellos iguales, y a firmar cientos de cosas que ya perdí el interés de leer, en síntesis, un trabajo monótono… Exceptuando por un leve detalle, Laura, mi secretaria, una mujer de pelo liviano y castaño, que caía sobre sus hombros, unos labios carnosos, demasiado rojos a veces, una hermosa figura de guitarra, suave y delicada, y que recubría con una ropa, que era mas lo que muestra e insinúa que lo que recubre, todavía sigue en mi cabeza el sábado pasado, donde en la reunión de empleados y entre alcohol, risas y bromas, se deslizaron ciertos piropos, roses y miradas cómplices, Laura se paro y pude observar una linda falda ejecutiva, como a mi me gusta, suficientemente corta y ajustada, se acercaba a mi, ella apoyo una mano sobre el escritorio y mientras con la otra entregaba un pequeño papel decía – Se lo envía Gonzáles- Se volvió enderezar con gracia y se fue por la puerta… Me quede escuchando sus tacos por un instante, deleitándome con el sonido, y luego leí el papel que decía

“A las 6 en el café de enfrente a la plaza, todavía tenemos algo pendiente”

Leí varias veces las palabras hasta creerlas y cuando comprendí, mire el reloj de forma impaciente, faltaba mas de una hora… Esa tiempo, se me hizo eterno, imagine cada situación que tendríamos, idee miles de formas de terminar con ella sin que mi esposa lo supiese… Hoteles, horas extras de trabajo, encuentros secretos, todo eso durante mas de una hora. En cuanto se hizo la hora se salir, me apure por llegar a la puerta esquivando cientos de cuerpos y caras, que jamás volvería a ver, y si lo hiciese, tampoco le daría importancia, camine dos cuadras escuchando el traqueteo de miles de pares de zapatos, de telas rozándose, de palabras, conversaciones pasajeras…Llegue a la esquina de la plaza, y allí, enfrente estaba laura, sentada en una de las mesas, tenia una blusa celeste, y otra vez, los labios demasiado rojos, di un paso y sonó el celular, era mi mujer… Luego del típico saludo, y de algunas preguntas a las que conteste automáticamente, le mencioné que tardaría en llegar a casa, me quedaría con Ramírez tomando una cerveza, ella sonó tranquila con la idea, y me dijo que me esperaría con albóndigas y fideos tirabuzón, los detesto, pero que buen mentiroso soy. Apague el celular y comencé a cruzar la calle, encuatado mientras laura me saludaba con la mano agitándola con fuerza, su boca comenzó a gesticular algo pero no llegue a escucharlo, un fuerte bocinazo me lo impidió, un golpe, y luego oscuridad… Ahora entiendo lo que sintió la mosca.



1 comentario:

  1. Este me fascinó. Es genial, adoro la última parte... Y lo de los fideos tirabuzón... creo que lo voy a tener en cuenta.

    ResponderEliminar